Lámpara de luz con lente de 300 mm perteneciente a un proyector cinematográfico de fabricante desconocido. La lámpara fue construida a principios del siglo XX, se asemejaba en construcción a una vieja linterna mágica y se descubrió en Cali en el anticuario Vejeces Cali.
La lámpara, al igual que las clásicas linternas mágicas de las cuales desciende, se caracteriza por su aspecto rectangular en forma de caja. Presenta aberturas circulares a lo largo de su perfil metálico para la refrigeración por aire y luce una chimenea por donde deja escapar el humo generado, ya sea por la quema de patillas de cal en su interior o por la tecnología de arco voltaico con lapices de carbono, y crear de esa manera un intenso fulgor lumínico. Su chimenea en la parte superior posee un raro diseño en forma de medio tubo recostado.
Con el advenimiento de las imágenes en movimiento a partir de 1895 cuando apareció por primera vez el cinematógrafo de los hermanos Lumiere en Francia, se hizo necesario contar con medios de iluminación apropiados para proyectar las cintas que hacían correr esas primeras maquinas proyectoras.
Por un momento de la historia a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el vacío tecnológico ocasionado por la ausencia, o poca disponibilidad de plantas eléctricas de gran poder en la mayoría de las ciudades del mundo, fue ocupado por las descendientes directas de las linternas mágicas, las lámparas que quemaban cal y eran adaptadas de forma artesanal, y posteriormente con el advenimiento del arco voltaico las que se adaptaron de manera comercial y quemaban lapices de carbono, todas las cuales fueron acopladas a las nuevas cabezas proyectoras salidas al mercado y empleadas en las primeras salas de cine.
Ese sería el caso de esta lámpara de fabricante desconocido, construida específicamente para dar iluminación al cabezal de un proyector cinematográfico de producción masiva durante la segunda década del siglo pasado. Fue así como estas instalaciones de iluminación híbridas con lámparas reminiscentes del siglo XIX, proporcionaron la luz requerida por las modernas cabezas proyectoras del siglo XX mientras la energía eléctrica se masificaba por el planeta. Esto facilitó durante un corto periodo, la proyección de imágenes en movimiento en los primeros teatros.
La lámpara, al igual que las clásicas linternas mágicas de las cuales desciende, se caracteriza por su aspecto rectangular en forma de caja. Presenta aberturas circulares a lo largo de su perfil metálico para la refrigeración por aire y luce una chimenea por donde deja escapar el humo generado, ya sea por la quema de patillas de cal en su interior o por la tecnología de arco voltaico con lapices de carbono, y crear de esa manera un intenso fulgor lumínico. Su chimenea en la parte superior posee un raro diseño en forma de medio tubo recostado.
Con el advenimiento de las imágenes en movimiento a partir de 1895 cuando apareció por primera vez el cinematógrafo de los hermanos Lumiere en Francia, se hizo necesario contar con medios de iluminación apropiados para proyectar las cintas que hacían correr esas primeras maquinas proyectoras.
Por un momento de la historia a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el vacío tecnológico ocasionado por la ausencia, o poca disponibilidad de plantas eléctricas de gran poder en la mayoría de las ciudades del mundo, fue ocupado por las descendientes directas de las linternas mágicas, las lámparas que quemaban cal y eran adaptadas de forma artesanal, y posteriormente con el advenimiento del arco voltaico las que se adaptaron de manera comercial y quemaban lapices de carbono, todas las cuales fueron acopladas a las nuevas cabezas proyectoras salidas al mercado y empleadas en las primeras salas de cine.
Ese sería el caso de esta lámpara de fabricante desconocido, construida específicamente para dar iluminación al cabezal de un proyector cinematográfico de producción masiva durante la segunda década del siglo pasado. Fue así como estas instalaciones de iluminación híbridas con lámparas reminiscentes del siglo XIX, proporcionaron la luz requerida por las modernas cabezas proyectoras del siglo XX mientras la energía eléctrica se masificaba por el planeta. Esto facilitó durante un corto periodo, la proyección de imágenes en movimiento en los primeros teatros.